¿De verdad España puede sufrir un tsunami?

Este mismo verano el Consejo de Gobierno andaluz aprobó el Plan de Emergencias ante el Riesgo de Maremotos en Andalucía y daba así respuesta a una demanda que la comunidad geológica española llevaba muchos años reclamando. Sin embargo, aunque la noticia nos llegue ahora, lo cierto es que desde hace bastante tiempo vivimos un creciente interés por las posibilidades reales de que en España y Portugal suframos un tsunami. Noticias en diferentes medios, reportajes de televisión o documentales como La gran ola, que desde Hombre Geológico recomendamos ver, demuestran que la gente quiere saber si realmente vive expuesta ante esta posibilidad o no. Dado que varias personas nos habéis escrito a Hombre Geológico, o directamente me habéis preguntado a mí en persona sobre este tema, hoy he decidido publicar este post que espero que aclare algunas cuestiones de este asunto. Así que, ¿de verdad España puede sufrir un tsunami en el futuro? Vamos a verlo.

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Yate hundido en el puerto de Mahón (Menorca) tras el tsunami provocado por el terremoto de Boumerdes (Argelia) del 21 de mayo de 2003 (fotografía publicada en La Vanguardia).

Origen de los tsunamis

Pero antes de nada es importante aclarar qué es un tsunami y cuál es su posible origen, para lo cual tenemos que hablar de terremotos. Recordemos que un terremoto, resumiendo bastante, es la repentina sacudida del terreno causada por el paso de las ondas sísmicas, a su vez generadas por la ruptura del terreno en un punto concreto que conocemos como hipocentro. Estas ondas se propagan desde dicho punto en todas las direcciones y cuando llegan a la superficie, al famoso epicentro, producen la sacudida que conocemos como terremoto. Los terremotos son el resultado de la liberación de una ingente cantidad de energía y se pueden producir en cualquier parte del planeta, aunque se concentran sobre todo en los bordes de las placas tectónicas porque es aquí donde se acumula más energía. Esto es en líneas generales, pues los terremotos se pueden producir también por la actividad volcánica e incluso por una explosión de origen humano, pero ese es otro tema.

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Los terremotos son movimientos bruscos del terreno que se producen por el desplazamiento de una falla. El punto en el que se genera la ruptura es el hipocentro, mientras que el epicentro es el lugar de la superficie que está sobre él (imagen frecuente en internet, de autor desconocido).

Una vez visto qué son los terremotos, hay que hablar de tsunamis, muy asociados a ellos, como vimos al hablar del origen de los daños de los terremotos. Un tsunami es una gran ola, o un tren de grandes olas, que no se forma a partir del viento, como suele hacerlo el oleaje cotidiano, sino a partir de un suceso de naturaleza más o menos geológica. Siempre que se habla de tsunamis solemos pensar en terremotos como su causa, pero lo cierto es que un deslizamiento del terreno o el impacto de un bólido (cometa, asteroide…) también pueden producir tsunamis y de hecho lo hacen. Sin ir más lejos, los megadeslizamientos que sufrieron las islas Canarias en su fase de formación generaron múltiples tsunamis, aunque hay que aclarar que hoy en día la posibilidad de que se repita algo así es más bien remota. En cuanto a los tsunamis de origen sísmico, no todos los terremotos pueden producir tsunamis, ya que esto depende de varios factores, como son el tipo de falla que ha generado el terremoto (es necesario un salto en la vertical), su magnitud y la profundidad del hipocentro, así como la profundidad a la que está el fondo marino. Un terremoto ocasionado por una falla de desgarre, como es la famosa falla de San Andrés (ver Los bordes transformantes), difícilmente podrá ocasionar un tsunami porque este tipo de fallas no tienen salto en la vertical.

Como se puede ver, un tsunami no es un terremoto ni se produce solo a partir de terremotos. Pero un tsunami tampoco es un maremoto, término que por lo general hace alusión a los terremotos que tienen su epicentro situado bajo el mar, que son los que normalmente pueden generar tsunamis si cumplen otros requisitos. Aunque no es una postura oficial, en Hombre Geológico recomendamos no emplear el término de «maremoto» como sinónimo de tsunami, sino utilizarlo solo cuando nos refiramos a la sacudida del terreno que sucede bajo el mar, dejando el concepto de tsunami solo para cuando queramos hablar de la ola propiamente dicha. Pero insisto, no es una postura oficial y por ello es común el empleo de maremoto y tsunami como sinónimos.

España, tierra de tsunamis

Sin contar con Canarias, Madeira o Azores, archipiélagos de origen volcánico que tienen sus propias peculiaridades, todos los años sufrimos infinidad de terremotos en España y Portugal. Es cierto que la mayoría son microterremotos no apreciables por los seres humanos, pero cada cierto tiempo se produce uno que sí se detecta y que, muy de vez en cuando, puede ocasionar importantes daños. Eso es lo que pasó en 2011 con el terremoto de Lorca, que nos recordó que efectivamente vivimos en un país sísmicamente activo. Por ello es tan importante saber cómo actuar ante un terremoto, no solo por el dónde vivimos, también por el a dónde viajamos. La sismicidad de la península Ibérica es fácil de entender si comprendemos que estamos rodeados de límites de placas, ya que la península Ibérica la podemos considerar en realidad como una microplaca propia adosada a la placa Europea. De este modo tenemos al norte los Pirineos, donde la península subduce bajo Europa; al sur tenemos África, que nos empuja hacia el norte; y al oeste, lejos, en el centro del Atlántico, tenemos la dorsal meso-Atlántica, que nos separa de Norteamérica. Por eso las dos regiones con mayor riesgo sísmico en España son Pirineos y Andalucía, pues ambas constituyen dos límites de placas dentro de la propia península.

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Mapa de peligrosidad sísmica de España para un periodo de retorno de 500 años. Las regiones con mayor probabilidad de sufrir terremotos de gran intensidad son Granada y Murcia (IGN).

Según el catálogo de tsunamis en las costas españolas del Instituto Geográfico Nacional (IGN), desde el año 218 a.C. tenemos constancia de al menos 24 tsunamis que han afectado a España. Estos tsunamis, o más bien las marcas que nos dejaron en nuestras costas, ya sea en forma de daños o depósitos sedimentarios (las famosas tsunamitas), se distribuyen en solo dos zonas: la costa Atlántica, que es la que tiene mayor riesgo de sufrir un evento catastrófico de estas características; y la costa mediterránea, donde los tsunamis parecen ser más frecuentes, pero también menos catastróficos. Esto último rompe con la falsa creencia de que en el Mediterráneo no se producen tsunamis. Eso no es correcto, y una prueba de ello es que en 2022 la Comisión Intergubernamental de los Océanos advirtió de que la probabilidad de que se produzca en el Mediterráneo un tsunami de más de 1 m de alto en los próximos 30 años es casi del 100%, sobre todo en el Mediterráneo oriental.

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En la actualidad se han identificado 24 tsunamis que han dejado su marca en las costas españolas desde el año 218 a. C. Sin embargo, debemos tener en cuenta que este registro es sesgado e imparcial debido a que en épocas preinstrumentales solo se registran los más grandes, mientras que con los instrumentos podemos detectar también tsunamis de menor entidad, como los registrados entre 1954 y 1980. Esta tabla se ha montado a partir del Catálogo de tsunamis en las costas españolas del IGN.

De los 24 tsunamis que reconoce el IGN, solo los 13 últimos (desde 1522) aparecen en su catálogo con varios datos. Esto es así porque cuanto más retrocedemos en el tiempo menos información tenemos y más difícil nos resulta aportar información objetiva. Y de todos ellos, el más famoso es con diferencia el tsunami que siguió al catastrófico terremoto de Lisboa de 1755. En esta ocasión el origen fue un terremoto de una magnitud estimada de Mw 8.5 que se produjo en la zona de fractura de la falla Azores-Gibraltar, más allá del cabo de San Vicente. Este terremoto generó un tsunami de hasta 13 m de altura que arrasó con gran parte de la costa Atlántica, llegando a registrarse incluso en el Atlántico Norte, y produjo cuantiosos daños materiales y numerosas pérdidas de vidas humanas (más que el propio terremoto). El último tsunami que ha dejado su marca en las costas españolas fue el producido como consecuencia del terremoto de Boumerdes (Argelia) sucedido el 21 de mayo de 2003. En este caso la magnitud fue de Mw 6.8 y generó un pequeño tsunami que causó diversos daños materiales en embarcaciones y dársenas en Baleares. Otros tsunamis que afectaron a España en el pasado fueron el que arrasó con Baelo Claudia a finales del s. IV o el que afectó a la costa de Málaga en el año 881.

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El mayor terremoto del que tenemos constancia que ha afectado a la península Ibérica fue el terremoto de Lisboa de 1755, que fue sucedido por un tsunami que causó importantes daños en las costas de España y Portugal.

Conclusiones

Uno de los pilares del pensamiento geológico actual es el uniformismo, que afirma que todos los procesos que vemos hoy en día en la naturaleza se han producido igual y del mismo modo en el pasado y lo seguirán haciendo así en el futuro. Si cambiamos el orden de los factores, que aquí tampoco altera el producto, llegamos a la conclusión de que lo que ha ocurrido en el pasado volverá a suceder tarde o temprano.Por tanto, si la península Ibérica ya ha sufrido tsunamis en el pasado, como hemos visto que ha sido, es cuestión de tiempo que vuelva a sufrirlos. Por eso hay una frase que se suele repetir mucho últimamente y que es bastante correcta: «la pregunta no es si habrá un tsunami que afecte al golfo de Cádiz, sino cuándo se producirá».

Bibliografía

Junta de Andalucía (2023): «Plan de emergencia ante el riesgo de maremotos en Andalucía». Ver online.

IGN: «Catálogo de tsunamis en las costas españolas». Ver online.

IGN: «¿Qué es un tsunami?». Ver online.

José Manuel Martínez Solares (2005): «Tsunamis en el contexto de la Península Ibérica y del Mediterráneo». Enseñanzas de las Ciencias de la Tierra, 13.1, 52-59.

Mathilde B. Sørensen, Matteo Spada, Andrey Babeyko, Stefan Wiemer and Gottfried Grünthal (2012): «Probabilistic tsunami hazard in the Mediterranean Sea». Ver online.

Mauricio González, Íñigo Aniel-Quiroga, Pablo García, Omar Quetzalcoatl y Patricia Fernández (2017): «Mapas de peligrosidad por maremoto en la costa española como apoyo para el establecimiento de los planes de actuación de C.C.A.A.». XIV Jornadas Españolas de Ingeniería de Costas y Puertos. Ver online.

Pablo G. Silva, Javier Elez, Raúl Pérez-López, Jorge Luis Giner-Robles, Pedro V. Gómez-Diego, Elvira Roquero, Miguel Ángel Rodríguez-Pascua & Teresa Bardají (2023): «The AD 1755 Lisbon Earthquake-Tsunami: Seismic source modelling from the analysis of ESI-07 environmental data». Quaternary International, 651, 6–24.

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