La Peña de Francia, la autopista de los trilobites

Castilla y León es una comunidad autónoma que se encuentra delimitada por tres sistemas montañosos, con la cordillera Cantábrica al norte, el sistema Ibérico al este y el sistema Central al sur. Este aislamiento con el resto de la península ha tenido importantes implicaciones climáticas e históricas, pero también culturales. Porque gracias a esta distribución geográfica, y al pasado geológico como cuenca lacustre (cuenca cenozoica del Duero), en Valladolid solo tenemos rocas sedimentarias, todo lo contrario que en Salamanca, donde su posición geoestratégica entre dos unidades geológicas ha permitido la gran riqueza pétrea que tenemos en sus edificios y monumentos. Pero además, mientras que en la provincia de Valladolid hay una ausencia total de montañas, al sur de la provincia de Salamanca nos encontramos con algunas de las sierras que forman el sistema Central, de entre las que destaca la sierra de Francia por su patrimonio geológico.

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La peña de Francia es uno de los lugares más emblemáticos de las sierras salmantinas. Tiene además un gran interés geológico debido a que está formada por cuarcita armoricana en la que se pueden ven abundantes pistas fósiles (autor: Daniel Hernández-Barreña).

Un pliegue en lo alto de la montaña

El sistema Central se formó en el Cenozoico para resolver el acortamiento cortical que estaba experimentando la corteza de la placa Ibérica cuando esta se vio comprimida entre la placa Europea al norte y la placa Africana al sur. Pero no todo el orógeno se formó con la misma facilidad, ya que para ello debemos tener en cuenta el tipo de materiales y su reología, o incluso la presencia o ausencia de fracturas previas. Y es que el levantamiento del sistema Central estuvo controlado por un sistema de fracturas preexistentes que permitieron el desarrollo de lo que conocemos como tectónica en horst y grabens. Este tipo de tectónica se caracteriza porque gracias a las fallas que ya existían, unas áreas se elevan y dan resaltes topográficos, que serían las actuales sierras, mientras que otras áreas se hunden y quedan como zonas deprimidas, las fosas tectónicas. De esta manera tenemos una alternancia de sierras y fosas, siendo uno de los mejores y más importantes ejemplos del sistema Central la fosa de Ciudad Rodrigo, una prolongación de la cuenca del Duero.

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Arriba: Esquema tectónico de la fosa de Ciudad Rodrigo (IGME). Abajo: Sierra de Francia vista desde la meseta, con la fosa de Ciudad Rodrigo en medio (autor: Daniel Hernández-Barreña).

De todas las sierras que forman parte del sistema Central, tres se encuentran en la provincia de Salamanca: Gata (oeste), Francia (centro) y Béjar (este). En conjunto, en las tres sierras tenemos rocas graníticas formadas durante la orogenia Varisca, junto con otras rocas sedimentarias que han sufrido diferente grado de metamorfismo. La altitud general aumenta hacia el este, por lo que los picos más altos, de más de 2000 m, se encuentran en la sierra de Béjar, que muchos consideran como el sector más occidental de la sierra de Gredos (Ávila). Ese es el caso del canchal de la Ceja (2428 m), el pico más alto de la provincia de Salamanca. Pero nosotros no vamos a ver la sierra de Béjar, sino que nos vamos a centrar en la sierra de Francia, concretamente en uno de sus picos más emblemáticos. La Peña de Francia (1723 m) es un sinclinal colgado, un pliegue que queda en lo alto de un sistema montañoso cuando los demás han sido desmantelados por la erosión. El motivo de que este sinclinal haya «sobrevivido» al paso del tiempo lo encontramos en la litología que lo forma, que en muchos otros casos da crestas con resaltes. Estoy hablando de la cuarcita armoricana, una arenisca cuarcítica con cemento silíceo que por su contenido en sílice es extremadamente dura y resistente a la erosión. Esta roca es muy importante en el geoparque de Villuercas-Ibores-Jara, en  la provincia de Cáceres.

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Esquema geológico de sierra de Francia en el que se muestra la distribución de los materiales en profundidad (imagen cedida por Lorena Serrano González).

La sierra de Francia forma parte del Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia y de la Reserva de la Biosfera de las sierras de Béjar y Francia, lo que sumado a las otras muchas figuras de protección nos dejan claro su importancia para el turismo natural. Y es que en ella tenemos animales poco habituales en el resto de España, como son la cabra montés o íbice ibérico (Capra pyrenaica) y la cigüeña negra (Ciconia nigra). Incluso durante años se ha hablado de la existencia de una población de lince ibérico, aunque a falta de confirmación esto solo es un rumor sin comprobar. De hecho, dado que a la Peña de Francia se puede subir sin problemas en coche o en autobús, cuando subimos hay que tener cuidado porque los íbices no se asustan ni de los vehículos ni de las personas. En cualquier caso, ya sea en coche, en autobús o a pie (hay rutas de senderismo), las vistas de la meseta castellana que obtenemos al llegar a lo alto es un añadido turístico de gran valor que se suma a la riqueza cultural del lugar, representado en el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia, destacado lugar de peregrinaje en el que tenemos una de las vírgenes negras del país.

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Vistas de la meseta Norte, dentro de la cuenca del Duero, desde lo alto de la peña de Francia (autor: Daniel Hernández-Barreña).

Las cruzianas, el paseo de los trilobites

La cuarcita armoricana se produjo solo en el Ordovícico inferior en un mar poco profundo habitado por abundantes trilobites. Gracias a que fue en su origen una roca sedimentaria en ella podemos encontrar muchas estructuras que nos ayudan a comprender cómo era el ambiente en el momento de su sedimentación. En este sentido podemos hablar de dos tipos de marcas o estructuras, ambas igualmente importantes pero que nos dan una información muy diferente del medio. Por un lado tenemos las estructuras que tienen un origen sedimentario, es decir, en su formación no intervinieron de ninguna manera organismos. Algunos casos que podemos ver en la Peña de Francia son los ripples, formados por el oleaje cuando roza el fondo del mar y que podemos ver en cualquier playa tranquila, o las estratificaciones sedimentarias, formadas por cambios de algún tipo en el sedimento y que en la roca quedan marcadas muy bien por cambios de coloración (la imagen de abajo de estratificaciones no procede de Peña de Francia sino del geoparque de Naturtejo, en Portugal). Pero también existen estructuras que tienen su origen en la actividad de organismos vivos, lo que llamamos huellas fósiles o icnofósiles, como son las cruzianas o los skolithos.

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Ejemplos de algunas de las estructuras sedimentarias e icnofósiles de peña de Francia. Arriba: Ripples de oleaje y estratificaciones (autor: Daniel Hernández-Barreña). Abajo: Ejemplo de skolithos en una fachada de Monsagro (autor: Lorena Serrano González) y de cruzianas presentes en la fachada del santuario que hay en lo alto de la Peña de Francia (autor: Daniel Hernández-Barreña).
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Diagrama tridimensional de cómo se forman las cruzianas (imagen cedida por Lorena Serrano González).

Una de las ramas más desconocidas de la paleontología es la icnología, que es la que se centra en el estudio de las huellas fósiles para determinar el comportamiento de los organismos del pasado geológico. Gracias a ella los geólogos podemos identificar marcas de depredación en restos fósiles o saber si un animal huía o simplemente se desplazaba para buscar comida o para otro fin. Y de entre todas las huellas fósiles que podemos encontrar, una de las más famosas es sin duda la cruziana, que no es más que la marca de reptación que dejaron los trilobites en su desplazamiento por el fondo marino. Gracias al estudio de las cruzianas de una región podemos saber el tamaño que tenían los trilobites que la habitaron hace millones de años, en algunos casos muchísimo más grandes de lo que podríamos pensar sabiendo que se trata de artrópodos no muy diferentes a algunos crustáceos actuales. Incluso estudiándolas podemos saber cuál era el sentido de desplazamiento de trilobites que la dejó, ya que la «V» que marcan con sus patitas está abierta siempre hacia donde se dirigían. Pero no solo existen cruzianas como pistas dejadas por trilobites, ya que en ocasiones estos animales, al detenerse, dejaron una estructura con dos lóbulos paralelos, muy característica pero menos común. ¿Y cómo es que las cruzianas las solemos ver (no siempre) en relieve? Porque lo habitual es que el sedimento en el que se da sea más blando que el que la recubrirá después, de manera que cuando se erosionan las rocas, lo que nos queda es el relleno, por lo general formado por cuarcita.

Otra pista fósil interesante que podemos encontrar en Peña de Francia son las marcas que dejaron los gusanos marinos que habitaron por aquel entonces. Algunos de ellos se alimentaban del fango marino, otros excavaban sus galerías pero eran organismos filtradores, y en ambos casos las estructuras que dejaron han sobrevivido al paso del tiempo para dar dos tipos de icnofósiles. El primero son los skolithos, galerías que excavaban gusanos filtradores de pocos milímetros de tamaño y que en la actualidad los podemos identificar porque aparecen como puntitos o líneas (depende de la sección que veamos) de un color diferente al resto de la roca, por lo general más blanco. El segundo son los daedalus, estructuras con forma cónica que formaron gusanos como los anteriores pero que se alimentaban del fango en el que vivían.

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Diagrama tridimensional de la formación de daedalus (izquierda) y skolithos (derecha) (imagen cedida por Lorena Serrano González).

La ruta de las huellas fósiles de Monsagro

Cruzianas podemos encontrar en muchos lugares de la Península Ibérica, especialmente dentro de la llamada cuarcita armoricana, pero debemos tener en cuenta que no siempre se van a dar en ella ni tampoco, por tener cuarcita, vamos a tener cruzianas. Y es que la presencia o ausencia de fósiles va a depender siempre de una serie de cuestiones geológicas, entre ellas la historia geológica que hayan sufrido las rocas y que incluyen las deformaciones experimentadas, normalmente asociadas con eventos orogénicos. De esta manera podemos tener cuarcita armoricana sin cruzianas, como ocurre en lo alto de Vilvestre (Salamanca), un pequeño municipio que se encuentra dentro de Arribes del Duero y en el que no se han encontrado fósiles por el momento. Pero también podemmos tener cruzianas en otros tipos de litología diferentes como pueden ser areniscas. Nno olvidemos que la cuarcita armoricana es una litología exclusiva de los macizos Armoricano e Ibérico, pero cruzianas podemos ver en muchos otros lugares del mundo aparte de Francia, España y Portugal.

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Las cruzianas son comunes en cuarcita armoricana, pero también aparecen en otras litologías, como es el caso de esta cruziana en la arenisca de Tapeats, en el gran cañón del Colorado (fuente: sjvgeology.org).

Ahora volvamos a la Peña de Francia, donde sí tenemos cruzianas en cuarcita armoricana. Antes hemos dicho que se puede acceder en coche o a pie. Si tomamos la segunda opción, en nuestro ascenso es muy posible que pisemos constantemente icnofósiles, ya sean cruzianas, skolithos o daedalus, e incluso ripples de oleaje que veremos con bastante facilidad. Pero una cosa es verlos y otra muy distinta cogerlos, ya que no debemos olvidar que hay varias figuras de protección sobre el lugar y podríamos estar incurriendo en un delito contra el patrimonio. De todas formas, si lo que de verdad queremos hacer es ver fósiles y no caminar mucho ni tener que buscarlos en el campo, también tenemos otra opción muy interesante en la zona. Y no estoy hablando de lo alto de Peña de Francia, donde hay algunas cruzianas en las paredes de los edificios y en las losas del suelo, sino en el cercano municipio de Monsagro. Allí se ha creado recientemente una georuta por sus calles que ha recibido el nombre de La ruta de las huellas fósiles de Monsagro. Paseando por las calles de esta pequea población podremos ver, un estupendo museo al aire libre del patrimonio geológico de la sierra, con ejemplos de cruzianas, ripples, skolithos o daedalus en las fachadas de las casas. Y solo tenemos que prestar atención a los paneles explicativos y seguir los trilobites dorados del suelo, que nos marcan el recorrido de la georuta, para aprender más sobre estos interesantes fósiles.

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Ejemplos de algunos de los icnofósiles que podemos encontrar en el municipio de Monsagro, tanto cruzianas (izquierda y abajo derecha), como daedalus (arriba derecha) (autor: Daniel Hernández-Barreña).

Agradecimientos

Para esta entrada he tenido la colaboración de Lorena Serrano González, ingeniera geóloga cuyo Proyecto Fin de Carrera fue el desarrollo de la actual georuta por el casco urbano de Monsagro, la llamada Ruta de las huellas fósiles de Monsagro. Gracias a ella he podido tener algunas de las imagenes utilizadas para esta entrada.

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